NO te rindas.... porque cada día es un comienzo nuevo”, nos dijo Mario Benedetti, ocurrencia que a buen seguro no tuvo en una de esas eternas caravanas de primera hora que hacen que el día arranque encapotado con las nubes de los malos humores. Eso es justo lo que saca de quicio a los conductores habituales: que cada mañana se rehaga el rebaño de automóviles y no puedan avanzar al galope. Hay puntos negros en estas cuestiones y Santo Domingo es uno de ellos. Allí se forma cada día un embudo, un cuello de botella que endurece cada mañana. Quienes pasan por esos lares bien saben que es necesario invocar al santo Job así que, por mucho que emplacen la solución para dentro de 14 meses, la noticia es acogida con agrado. Al menos ven un horizonte despejado, aunque sea en la lejanía.

Es una noticia buena donde hay en juego más de lo que se puede pensar en un principio. Un comienzo es un tiempo muy delicado, algo frágil que te puede mandar al carajo el resto del día si todo se tuerce. Los principios son peligrosos por lo incierto que conlleva, ya lo sabemos. Sin embargo, Eduardo Galeano, ese hombre con la clarividencia por bandera, nos dejó a la vista otra impresión. “De los miedos nacen los corajes; y de las dudas las certezas. Los sueños anuncian otra realidad posible y los delirios otra razón”. Hablaba de arranques bien distintos a los que uno teme con el volante en la mano. Solo por recordar esas ideas merece la pena detenerse ahora en medio de la caravana y no desayunar una tostada de mala hostia, dicho sea con todos los respetos y con toda la verdad del mundo. Si a uno le joden la mañana le parten en dos el día.

El tapón se origina en apenas un kilómetro pero a según qué horas y qué circunstancias esa distancia puede ser eterna. Un kilómetro que dure media hora larga es terrible. El peor de los kilómetros, si lo medimos en unidad de tiempo. El anuncio de la ampliación del camino es acogido por los usuarios comunes como siempre que se emprenden soluciones para problemas de largo recorrido. Con el consabido “¡Ya era hora!” si uno es un punto gruñón pero con una sensación de alivio cuando uno se regodea en la ensoñación de la recuperación del tiempo perdido cuando se imagina cómo será mañana. Es tan dulce que tal vez retrase diez minutos la salida de casa para recrearse con la tostada untada de mermelada. Al fin y al cabo saben que llegarán a tiempo. l