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El bombín roto

Yeray y el ojo del huracán

El huracán crecía con las dificultades para hacerse con Laporte y Yeray apartado de la vida, de su vida como central del Athletic

Yeray y el ojo del huracánPankra Nieto

He ahí el ojo del huracán de un Athletic que, en principio, vive los tiempos más plácidos del siglo XXI, un par de temporadas en las que todo (o casi...) ha sido primavera. He ahí la dolencia en el centro de la defensa, una columna vertebral que se antoja esencial, habida cuenta que al equipo le cuesta un riñón hacer goles (tiene que crear un puñado de ocasiones...) y es crucial la eficacia de los dos guardianes centrales para evitar la necesidad de remontadas inverosímiles. Por eso Valverde pidió refuerzos en esa línea, por eso se puso sobre la mesa el nombre de Aymeric Laporte: por pura necesidad.

No se sabía entonces lo que iba a pasar en la madrugada de la pretemporada, cuando un control antidopaje de la UEFA encendió el piloto rojo: Yeray, uno de los tres elegidos, había dado positivo tras un partido continental. Le condenaron a llevar una vida de proscrito (sin ir más lejos, la rueda de prensa de ayer hubo de celebrarse en el hotel Carlton, habida cuenta que no podía utilizar las instalaciones del club y ha de entrenarse con el Derio que dirige Iker Muniain, allá en el destierro...) hasta que se conociese un veredicto.

Han sido, sin dudarlo, días de angustia para el central. Ayer salió a explicarlo todo: cómo se contaminó –un pecado de ingenuidad, como habrán visto, al tomar la medicación de su pareja– y cómo acepta como justos los diez meses de sanción, todo un alivio si se juzgan los cálculos que se hacían en los mentideros. Cuando se supo el común de los mortales athleticzales (y en esa nómina incluyo a buen parte del club) debió de pensar algo parecido: éramos pocos y parió la abuela.

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Porque el huracán crecía, como habrán comprobado, con las dificultades para hacerse con Laporte (en la trastienda de los malos pensamientos se murmura si no habrá habido una mano negra del enrabietado Barcelona por detrás...) y Yeray apartado de la vida, de su vida como central del Athletic. Incluso se ha dicho estos días que sobre él caería el acero de guillotina.

En fin, parece que le veremos jugar esta temporada. El jugador dio ayer la cara con temple y anunció su intención de no cobrarle al Athletic por estos 10 meses sin jugar. En realidad, ya ha cobrado: si el club ha sido capaz de inculcarle estos valores, eso que ha ganado.