Una persona dará lo mejor de sí misma ante la presión que supone el desafío, pero no bajo ninguna forma de intimidación. Ahí lo tienes, Athletic, una vieja frase ligada a la montaña que encaja a las mil maravillas con el reto que hoy afrontas. No os dejéis llevar, leones, al despeñadero de las dificultades. No caigáis en la trampa de una Roma con mucha escuela ni en el cacareo de unas gradas que viven días convulsos. Para hoy se anuncia una paz social pero lo que se anhela, lo que se desea, es una paz duradera. Paz entre los nuestros y un infierno, si es que se puede decir así, para los conquistadores que se avecinan a las órdenes del senador romano, un Ranieri de sabias canas. Queda aún, lo sabéis, un largo camino en la escalada a la conquista de la Europa League. Queremos jalearte en la ascensión esta tarde, Athletic; lanzarte el mensaje de las grandes expediciones, ese que dice “nos vemos en la cumbre”.

No podemos aportar habilidades en el juego ni energía en la disputa, leones. Solo aliento para sobrellevar las cargas –las heridas en retaguardia y en el mayor de tus lanceros, Sancet...– y el aire de los ánimos y los cantos que avive el fuego que haga grandes.

Dejadme que os envíe el mensaje de Muhammad Ali, aquel boxeador grande que tanto hizo. A él le escuchamos decir en una ocasión que “imposible es solo una palabra que usan los hombres débiles para vivir fácilmente en el mundo que se les dio, sin atreverse a explorar el poder que tienen para cambiarlo. Imposible no es un hecho, es una opinión. Imposible no es una declaración, es un reto. Imposible es potencial. Imposible es temporal, Imposible no es nada”. Ya lo sabéis.