A confirmación de la mejora de la cifras de transmisión del SARS-CoV-2 en Euskadi tras más de tres semanas de las últimas medidas restrictivas y la caída de la incidencia por debajo del límite de la zona de alarma que marca los quinientos casos por cada cien mil habitantes en los últimos catorce días -desde los 849 del 13 de noviembre a 464 este domingo- parece permitir reevaluar la situación y, sin embargo, fundamenta la necesidad de evitar una nueva relajación de las actitudes como la que ha contribuido a acelerar la pandemia en otoño. La ya más real que aparente contención de la segunda ola -todavía pendiente en la vertiente hospitalaria- y su coincidencia con noticias esperanzadoras respecto a las vacunas y su distribución -en algunos casos no ajenas a intereses económicos y políticos pero todavía sin el suficiente contraste científico y de las agencias de evaluación- conlleva el riesgo de provocar una cierta distensión del temor al contagio, como ya se deduce de algunas imágenes de zonas de ocio y comercio en diversas ciudades, tanto del Estado español como de otros países europeos. Con el añadido de que la lógica presión de los sectores económicos más afectados por las restricciones a la actividad adereza la tentación de generalizar entre una población cansada ya de las limitaciones sociales y económicas una cierta sensación de necesidad de alivio cuando se acerca, además, la época del año que tradicionalmente venía concentrando la más intensa interacción social, también una gran movilidad, en un periodo relativamente corto de tiempo. Y todo ello agudiza el riesgo de vender la piel del oso antes de cazarlo y, por tanto, exige un refuerzo de la prudencia y la responsabilidad. Porque es igualmente evidente que mantener sine die la totalidad de las medidas restrictivas con el único mecanismo de la coerción no es factible. También está contrastado que provoca otro tipo de consecuencias no solo económicas, también sociales e incluso de otros aspectos de salud pública. En ese marco, las medidas que llevará el Gobierno vasco a la Interterritorial de esta semana apuntan a la necesidad de atemperarlas durante las festividades que se avecinan. Pero es preciso en todo caso incidir una vez más en que, de momento y pese al ingente esfuerzo sanitario, el compromiso individual es la única alternativa a las restricciones capaz de contener los contagios.