LA izquierda abertzale está dando preocupantes pasos atrás en materia de memoria, empatía con las víctimas, deslegitimación de la violencia y, en definitiva, de convivencia. En los últimos días, tanto EH Bildu como, sobre todo, Sortu han mostrado actitudes y han realizado pronunciamientos inaceptables que alejan a estas formaciones del consenso político y social en Euskadi y contradicen las expectativas que ellos mismos habían levantado e incluso los tímidos avances que, a duras penas, habían iniciado. La exposición de obras del preso de ETA Jon Bienzobas en un local público como es la casa de cultura de Galdakao -cuyo ayuntamiento está gobernado por EH Bildu-, su voto en contra en el Parlamento Vasco a una iniciativa de todos los demás grupos en la que se rechazan los denominados ongi etorris a reclusos que salen en libertad tras cumplir su pena y la agresiva respuesta al emplazamiento del lehendakari, Iñigo Urkullu, a que todas las formaciones reconozcan de una vez que “matar estuvo mal”, entre otras cuestiones, todo ello en apenas una semana, han vuelto a poner en evidencia que EH Bildu no está aún a la altura ética y democrática de la sociedad vasca. Y, lo que es aún peor, que está retrocediendo. Por ejemplo: en 2018, en una iniciativa similar contra los recibimientos a presos, EH Bildu se abstuvo; sin embargo, la semana pasada votó en contra. No es en modo alguno creíble afirmar que se reconoce el dolor de las víctimas e incluso acudir a homenajes de recuerdo al tiempo que se amparan los actos en los que se jalea a quienes les asesinaron o persiguieron y no se considera su muerte como algo injusto y éticamente reprobable. Tampoco es creíble pedir genérica y retóricamente perdón si con su “actitud” han generado más dolor a las víctimas al tiempo que, como los propios damnificados han explicitado, se ahonda en su sufrimiento. EH Bildu debería escuchar a las víctimas. Quizá así comprendiesen, empatizasen con ellas y podrían actuar en consecuencia, en lugar de mantener posiciones anacrónicas culpando a los demás de sus cada vez más evidentes problemas internos en esta materia, como han hecho con el PNV -utilizando, además, la falacia del árbol y las nueces, hasta ahora patrimonio de los sectores más retrógrados- y el PSE -que ya ha rechazado y condenado con contundencia al GAL-. El cada vez mayor aislamiento de Bildu es una mala noticia para Euskadi.