Nuestra Europa, el viejo continente, se ha convertido en un continente de viejos. Se calcula que en 2070 el 30% de la población tendrá 65 años o más, frente al 20,3% de 2019 y que el número de personas que necesitarán cuidados de larga duración, aumentará de 30,8 millones en 2019 a 38,1 millones en 2050. Logremos o no revertir la pirámide de población, bien teniendo más hijos o aceptando la necesidad de una inmigración masiva, legal y ordenada, la realidad de una población mayor creciente es el escenario en que se va a mover nuestra sociedad europea en las próximas décadas. Un fenómeno que, lejos de tener que analizarse como un problema, es un auténtico éxito de nuestro Estado del bienestar. Cada vez más personas en la UE tienen más esperanza de vida y esa longevidad supone un desafío repleto de oportunidades, si sabemos gestionar la sostenibilidad del ecosistema del cuidado a los mayores. 

Objetivos de una estrategia

El principal organismo de la Unión que, mediante un dictamen, se ha manifestado a favor de la elaboración de una Estrategia Europea para las Personas Mayores, ha sido el Comité Europeo Económico y Social (CESE). Un trabajo que presentó el pasado año y que basó en tres objetivos fundamentales: la salud, los ingresos/renta y las condiciones de vida y de trabajo. En este sentido, respecto a la salud, señalaba que es imperativo que todo el mundo tenga acceso a una atención sanitaria y unos servicios sociales adecuados, y que se preste una atención sanitaria integral, se prevengan las enfermedades y se proporcione atención y rehabilitación. En lo referido a los ingresos, hacía hincapié en que la existencia de unas pensiones adecuadas y otras formas de seguridad de ingresos son esenciales para que las personas mayores mantengan el mismo nivel de vida en la jubilación que cuando trabajaban. Y al hablar de condiciones de vida y de trabajo, ponía de manifiesto que es importante mejorar las condiciones de vida y de trabajo de las personas mayores, para que puedan vivir de forma independiente el mayor tiempo posible y ser miembros activos de la sociedad. 

 Las personas mayores tienen una gran experiencia, sabiduría y conocimientos que podrían beneficiar enormemente tanto a los individuos como a la sociedad en su conjunto. En consecuencia, es importante crear oportunidades para que las personas mayores sigan siendo activas y comprometidas. La Estrategia Europea para las Personas Mayores debería fomentar el voluntariado, la participación en la educación y el aprendizaje permanente, y facilitar el acceso a actividades de ocio y culturales adecuadas a la edad. Los mayores también deberían poder participar plenamente en los procesos de toma de decisiones y tener acceso a la información y a los servicios. Por otra parte, si las políticas europeas logran cimentar una sociedad de personas mayores activas y saludables, será posible el mantenimiento de fuerza de trabajo dentro del mercado laboral. Gracias a la economía plateada, se podrían aprovechar los recursos económicos de las personas mayores para crear oportunidades y medios con el fin de obtener más crecimiento económico sostenible, que dé lugar a un aumento de empleo productivo. 

Normativa común europea

Asimismo, se podría promover el potencial de las personas mayores como consumidores y generadores de valor económico y social a través de actividades productivas comerciales y no comerciales, impulsando nuevas profesiones, capital social intergeneracional y transferencia de conocimientos y dinámica económica gracias al ahorro acumulado. Ha llegado el momento de que los países europeos desarrollen de forma colaborativa una estrategia para garantizar el bienestar, la independencia y la accesibilidad de las personas mayores. Pero esta estrategia se quedará en papel mojado si no cuenta con la financiación adecuada que posibilite esta auténtica transformación social en Europa. Se necesitan fondos europeos adecuados para llevar a cabo reformas en dependencia, para hacer posibles estándares en los 27 de los cuidados y derechos laborales adecuados de los cuidadores. Una figura indispensable, que en estos momentos es escasa, pues, hay más demanda de cuidadores debidamente formados, que oferta en el mercado laboral. Y todos esos recursos económicos no pueden ser considerados gasto corriente, pues, se trata de la mejor inversión que la UE puede realizar ahora y a futuro. Si no somos capaces de garantizar la dignidad de los mayores, todo el entramado de principios y valores de Europa se derrumba, pero, además, la presión de esas personas solas y desatendidas hará insostenible vivir en la sociedad europea tal y como la concebimos.