Al rojo vivo

El grito del 14-F fue ¡Catalunya existe! Ya lo creo que existe, negada su utopía por el Estado. Al Ferreras de luto le quedó el consuelo de liderar la audiencia, superando a TVE, 10% frente 7,8%. El espacio conducido por Ana Blanco fue un fiasco desde el principio hasta llegar al deterioro toral en la riña a gritos entre Pilar Rahola y Xabier Sardá, catalanes de distintas orillas e idéntica educación fallida. No está bien que la televisión pública se homologue al telecinquismo.

La 1 esperó al día siguiente para cambiar el diseño visual de sus telediarios, ahora más digital y minimalista. ¿Y esta finura aporta credibilidad? No hay estética que valga si permanece la vieja ética. El cambio de apariencia y no de fondo se parece al intento del PP de exorcizar su pasado corrupto mediante la mudanza de su sede central, la siniestra Génova 13. Casado podría haber seguido el precepto de Ignacio de Loyola: "En tiempo de desolación nunca hacer mudanza".