Boulevard

Le costó despedirse de sus oyentes. Al final de la hora punta, tragó saliva, se enderezó sobre el asiento y, según establecen nuestros cánones culturales, evitó las lágrimas. Agradeció por doquier, tuvo buenas palabras para todos y ningún reproche y dibujó un largo calderón de notas y recuerdos. A partir de ahí todo es futuro. Si Radio Euskadi fue el vivero de los presentadores de ETB, este puede ser el momento de Álvarez para dar el salto. No todo el mundo vale para este medio. Xabier Lapitz, por ejemplo, nunca será hombre de tele por mucho que se empeñe en negar el repudio de la cámara y por mantener los tics que en la radio eran invisibles, de manera que En Jake se configura como una tertulia radiofónica televisada.

Dani Álvarez ya hizo El lector de huesos con el forense Paco Etxeberria y El sabor del crimen, mezcla de géneros, en ETB2. Celebraríamos su salto definitivo a los platós porque domina la retórica de la imagen y el lenguaje corporal. Esta vez sin especulaciones, quizás en territorio de los teleberris donde también se necesitan cambios. A quien le cuesta cambiar, le cuesta ser.