L Athletic frenético hizo acto de presencia y arrasó a una Real que nunca quiso tutearle, consciente de que a campo abierto sus opciones eran mínimas. La mitad del derbi discurrió aletargado, sin gracia ni ritmo ni profundidad, porque así lo quiso Imanol. El técnico visitante diseñó un plan reservón, orientado básicamente a impedir a toda costa lo que luego ocurriría, en el tramo final, no le importó que esa disposición contemporizadora fuese en perjuicio de su propio juego. Falta de confianza, reconocimiento explícito de que el combustible no le permitía arriesgar o simple temor, da igual, lo cierto es que la Real, en una versión muy alejada de su patrón futbolístico, recibió un severo correctivo. Se demostró que en San Mamés los partidos pueden ser muy largos, especialmente si de repente, en medio de la marabunta rojiblanca, emerge un faro, en este caso Sancet, para hilar y dar sentido a tan feroz forma de percutir.

Las mejores imágenes del Athletic - Real Sociedad. Fotos: Pablo ViñasLa cita de anoche solo otorga tres puntos, pero su valor acaso sea muy superior. Necesitaba el Athletic dar un pasito que le aproximase a las plazas que persigue y la verdad es que esta victoria es de lo más oportuna. Hay que considerar que también ganaron Betis, Barcelona, Atlético de Madrid y Villarreal, todos ellos rivales declarados en esa lucha por instalarse en la zona noble de la tabla. Asimismo, doblegar a la Real, otro competidor directo que aún posee un punto de ventaja, se antojaba obligatorio tras pifiarla en Mallorca la jornada anterior.El equipo de Marcelino ratificó anoche la evolución de las semanas previas, dejó atrás algunas dudas que habían surgido y fue capaz de desplegar su energía y ambición. Le costó hincarle el diente al duelo, apenas generó hasta el descanso y ni siquiera supo sacar provecho de un lance que el fútbol moderno ha institucionalizado, cual es el penalti estúpido. Ese que ningún juez hubiese sancionado en temporadas pasadas. La mano de Silva existió, pero resulta significativo el hecho de que los colegiados que arbitran sentados delante de unas pantallas adquieran semejante protagonismo, superior a sus colegas sobre la hierba. Ese penalti y tantos parecidos que ahora se señalan, aparte de provocar la lógica irritación en quien los sufre, que hoy es tu rival y mañana eres tú, desnaturalizan el fútbol. En fin, Muniain en vez de hacer su trabajo permitió que Remiro gozase de un minuto de gloria a los ojos de una grada que no le dejó en paz desde que la megafonía cantó su nombre.Más de uno empezó a preocuparse en ese preciso instante. A ver si la Real iba a salirse con la suya jugando a no jugar y, sobre todo, a no dejar jugar. Pues no. Quedaba mucho y la segunda parte deparó un espectáculo en las antípodas de lo acontecido previamente. Mayor soltura, más espacios para correr y, como consecuencia, un Williams que se activó, dándole otro aire al equipo. Claro que con querer y correr no es suficiente. Era manifiesto que la oposición de la Real decaía, saltaba a la vista y Marcelino se apresuró a realizar un par de sustituciones que procurasen control de pelota, precisión, un criterio que estableciese una nueva pauta. El nervio, subir las revoluciones e insistir no siempre cunde. Y aquí fue donde Sancet sacó su repertorio.Imanol trató de evitar lo inevitable, lo que presumió que se les venía encima refrescando su medular, pero la situación reclamaba una transfusión de sangre para que su equipo pudiese equipararse al Athletic. Bien es cierto que, por enésima vez este año, el balón parado tuvo un peso capital en la transformación del panorama. Abrir el marcador en sendos córneres en el espacio de tres minutos, supuso un golpe al hígado de una Real que para entonces se dedicaba a perseguir enemigos. Pese a que a Unai Simón le empezaron a llegar algunos balones y, tuvo que responder a un par de intentos con escaso ángulo para el rematador, la inercia del derbi era ya imparable. Sancet se encargó de servir en bandeja la goleada y, de paso, le concedió a su capitán la ocasión de resarcirse por el penalti errado. La gente pidió a coro el quinto. Sería por el recuerdo de aquella goleada sufrida en Anoeta, el 5-0 celebrado con txapelas. Da igual. Con cuatro, el asunto quedó niquelado.

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Necesitaba el AthleticEl equipo de Marcelinoatrás algunas dudas el penalti estúpido. Muniain en vez de hacer su trabajo permitió que Remiro gozase de un minuto de gloria

Mayor soltura, más espacios para correr y, como consecuencia, un Williams que se activó,Marcelino se apresuró a realizar un par de sustituciones Sancet sacó su repertorio.

Imanol trató de evitar lo inevitableAbrir el marcador en sendos córneres en el espacio de tres minutos, supuso un golpe al hígado de una Real La gente pidió a coro el quinto.Da igual. Con cuatro, el asunto quedó niquelado.