ESDE el preciso instante en que Betis y Athletic quedaron emparejados por el acceso a la semifinal de la Copa, se multiplican las voces que abogan por ir con todos los titulares al Benito Villamarín. Sea en formato de opinión, sugerencia, recomendación o exigencia, se insiste en que ese día deben actuar los mismos protagonistas del Camp Nou. Es una posibilidad -de hecho, Marcelino la alimentó al comentar que cuatro días son suficientes para recuperarse del esfuerzo-, pero tal vez no sea la única que baraja el cuerpo técnico y ni siquiera sea la mejor.

La obviedad de que seguir aspirando a otra final depende de lo que pase el jueves, aparece como el gran argumento para no tocar nada. Pero la elección de un once concreto no garantiza el objetivo, por mucho que ahora sea el favorito de Marcelino y, por supuesto, de los partidarios de su continuidad. Otra cosa es considerar que para este partido no vale el planteamiento de las eliminatorias anteriores, y aquí seguro que prevalece la unanimidad. La categoría del rival, incomparable a la del Ibiza o el IbizaAlcoyano, desaconseja apostar por un bloque lleno de suplentes, fórmula que tampoco es la ideal para enfrentarse a clubes de Segunda B.

Frente a los dos equipos citados, Marcelino reunió a nueve elementos que este pasado domingo no figuraban entre los escogidos para visitar al Barcelona. Quería verles en acción y quería, de paso, ofrecer un respiro a los que cargaron con el mayor peso en la Supercopa y contra el Getafe. Todo muy correcto y comprensible, pese a que entrañaba un riesgo que Marcelino asumió sin dudar porque los factores que condicionan su llegada a Bilbao son los que son. No puede saltarse a la torera la exigencia deportiva que conlleva su nombramiento y tampoco la complejidad del calendario.

La idea de negociar la Copa con los menos habituales deparó un resultado regular, tirando a malo, aunque el asunto no pasó a mayores porque para eso están los cambios y un partido es muy largo, sobre todo para el equipo de inferior categoría. El desbarajuste de un grupo que jamás compite como tal y además está compuesto por una mayoría de individuos con un rol secundario era previsible. Ambas experiencias fueron en realidad una desfiguración radical del Athletic, no pueden ser catalogadas como rotación.

Se supone que fue una medida tendente a integrar a más hombres en la dinámica de la competición y aún no ha acabado, fueron solo los primeros pasos para conseguir que en el futuro sea posible rotar. O sea, disponer de un número más cercano a veinte que a once para jugar todo tipo de compromisos sin que el comportamiento del colectivo se resienta. Es la razón de ser de las plantillas de veintitantos jugadores, máxime hoy en día con un calendario tan apretado y parcialmente compensado con el comodín de las cinco sustituciones por partido.

En el Camp Nou, Marcelino no explotó la baza de los cambios: solo hizo cuatro y los dos últimos, tardísimo, en el 84. Tanto le gustó lo que vio en la segunda parte, eso declaró, que quizá creyó que era viable puntuar con los que estaban dentro. Se percibía que el Barcelona estaba desgastado y pudo ocurrir, claro, igual que se empató en un golpe de suerte, pero en el tramo final el Athletic acusó la desorientación de Villalibre y Lekue, ágiles de piernas pero sin margen para enchufarse.

Si el Athletic calca en el Villamarín la formación del Camp Nou, entonces cuál será la elección para recibir al Valencia, directísimo rival en la clasificación en un contexto que, no se olvide, sigue sin ser favorable: la distancia con la frontera del descenso es de cinco puntos. Por otra parte, si entre el Barcelona y el Betis hay cuatro días, entre el Betis y el Valencia, únicamente tres. Acaso sea el momento de rotar con tacto, escogiendo en función del estado físico y la forma. Algo tan simple como negociar la Copa con un bloque reconocible que incluya a dos, tres o cuatro que descansaron el domingo y repetir método luego contra el Valencia.

Que no se toque a Simón Iñigo es fijo por ser quien es y porque acaba de volver de una baja y está fresco. Raúl García cumple sanción el domingo, por lo que no hay discusión. Yuri no tiene recambio específico, con Balenziaga lesionado. Muniain, justo ahora, es indiscutible. Vencedor ha adquirido un papel clave en el esquema. Para el resto de las demarcaciones, Marcelino cuenta con alternativas válidas para formar un equipo que vaya derecho a por el Betis.