Son ya fechas para ir notando el calor. Hay quien lo espera con auténtica devoción y quien no pierde de vista las alertas para buscarse un rincón en el centro comercial con aire acondicionado más próximo. Pero más allá del costumbrismo de las conversaciones que vendrán, sería bueno que quedara poso. De los récords de temperatura que vivimos y viviremos, del impacto en la salud y los fenómenos extremos y del círculo vicioso de que, ahora que sabemos que la electricidad desaparece de pronto sin saber cómo, encender otro aparato para refrescarnos provocará a la larga más calor.
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