EL Santiago Bernabéu vivió ayer un partido paradigmático, donde algunos tópicos saltaron por los aires. Otros no, como ese tan socorrido de a entrenador nuevo victoria segura. La Real Sociedad no ganaba en el coliseo blanco desde el 23 de mayo de 2004, y mira por donde catorce años y un montón de goleadas después Imanol Alguacil ha roto el ciclo desde su nueva atalaya, ejerciendo de revulsivo tras la destitución de Asier Garitano el pasado 26 de diciembre. Ojo al dato con el detalle, pues la directiva de la Real tuvo la elegancia de cesar al técnico guipuzcoano justo después de la Navidad, permitiéndole comer el turrón en la paz de Dios.

Ahora bien, el madridismo ha salido de la refriega echando chispas de indignación y frotándose los ojos de puro asombro. De repente, uno de sus aliados más sólidos, la grey arbitral, se ha reído en sus mismísimos morros. Como saben, otro tópico inevitable proclama que el colegiado de turno en caso de duda siempre ha tenido una irrefrenable inclinación en volcar sus decisiones en favor del equipo blanco. Con la instauración del VAR se dijo que la consabida cantinela (así, así, así gana el Madrid...) pasaría al baúl de los recuerdos, pues si surge la incertidumbre ahí estaría el videoarbitraje para impartir serena justicia y terminar al fin con la tiranía. Pero lo que nadie pudo ni imaginar es que en fecha tan importante, con otra crisis gorda en puertas, se produjera el efecto contrario. Es decir, que se plantara tan gallardo en el Bernabéu el colegiado andaluz Munuera Montero, que pasó olímpicamente de consultar con el VAR dos penaltis de libro, a entender de los madridistas, sobre Sergio Ramos y Vinicius.

El personal la tomó contra el trencilla, por rumboso y descarado, alucinado de sufrir en propia carne lo que de forma cotidiana, año tras año, han padecido las hinchadas de sus rivales. Santiago Solari cuestionó el funcionamiento del VAR, natural, en vez de poner el énfasis en la decadencia de su equipo y su ineficacia para corregir la deriva. O sea que el colegiado Melero López, responsable del VAR, también se puso rumboso y descarado. “Munuera culpable, Melero cómplice”, clama la prensa madrileña a través de la red alimentando una teoría de la conspiración que irremediablemente mueve a la risa.

Con seis derrotas y tres empates, es decir, fallando en la mitad de los partidos, el Real Madrid se desmadeja y estamos a mitad de la temporada. A diez puntos del Barça, se puede decir que ya está descartado para la carrera por el título liguero, y no ha sido precisamente por un capricho del VAR.

Gaizka Garitano también debutó con victoria, más modesta eso sí, ante el Girona, y aunque desde entonces no ha perdido, tampoco ha vuelto a ganar, con lo cual el Athletic se mantiene congelado en el pozo de la clasificación mientras todos sus rivales (Real Sociedad, Leganés, Villarreal, Rayo Vallecano y hasta el Huesca) dan síntomas de reacción. Se puede decir que hay brotes verdes (cinco puntos de nueve posibles con el nuevo entrenador) y se puede añadir que el partido frente al Celta en Balaídos es clave para recuperar la moral de la tropa o alimentar soluciones desesperadas, y me estoy refiriendo a posibles refuerzos en el mercado invernal.

¿Ibai Gómez por cuatro millones, según se dice por ahí porque de súbito le quiere media Europa, cuando en junio acaba contrato y vendría, de venir, gratis?

¿Fernando Llorente?, suplente del suplente en el Tottenham, a punto de cumplir 34 años, que se fue del Athletic de manera ignominiosa y seguramente levantará ampollas entre la afición si finalmente se fragua su fichaje. ¡Ah!, que el otro día le marcó tres goles al potentísimo Tranmere Rovers, de la cuarta división inglesa, en un partido de Copa (0-7). Y encima sería previo pago de un dinero a los spurs, cuando el delantero riojano también acaba contrato con el club londinense al término de la presente temporada.

Se podría añadir que el mozo, en caso de regresar, lo haría oxigenado y poco zurrado dado lo poco que juega, y a lo mejor hasta tiene el detalle de cobrar el salario mínimo interprofesional para limar asperezas y fraguar la reconciliación.

Ganar en Vigo. La mejor terapia para huir de las tentaciones.