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Sin sonido

Sin sonido

La flauta no sonó. Todos soñábamos con una remontada pero nada de nada. El equipo ni se acercó. No nos debe sorprender, es la tónica habitual de toda la temporada y en todas las competiciones. El Athletic ahora mismo no tiene alma. No sabe a qué juega ni por qué compite. Bueno, lo de competir hace tiempo que no lo vemos. Es un equipo a la deriva que en marzo ya ha dicho “agur” a prácticamente todo. Lo peor es que se va a hacer muy largo hasta el 20 de mayo. La afición entristece a pasos agigantados y los jugadores se hacen pequeños.

Hemos entrado definitivamente en el ciclo malo. Esto es deporte y pasa. En fútbol y con las características del Athletic estas expuesto a ello. Los años de bonanza por muchas razones van quedando atrás y ponen en evidencia que solo dos inventaron la Coca Cola y fue en Estados Unidos. Digo esto porque hay quien cree que había descubierto la pócima de la eterna satisfacción y por ahí han empezado muchos de los males del equipo rojiblanco.

Los cambios hay que hacerlos cuando las cosas van bien. Si esperas y demuestras que tu cintura es escasa, el fútbol te pasa por encima. El equipo se ha ido empequeñeciendo, su potencial ha mermado y lejos de reforzarte lo que has hecho es esperar el paso de los meses creyendo que tu verdad vale para competir con todos. Error, ahora todos manejan dinero y aunque la “pasta” no lo es todo ayuda y mucho. Hay que regenerarse y reinventarse, pero desde la apertura de miras y reconociendo que hasta el más listo del lugar tiene derecho a equivocarse.

Se abre un proceso para la reflexión. Hay tiempo para analizar y cambiar cosas. Todos sabemos de la limitaciones pero también de las virtudes. El objetivo es claro, nadie es tan necio como para no saber a qué puedes llegar y a qué no. Otra cosa es la actitud y por lo menos dar la sensación de equipo que es el mínimo exigido. La incertidumbre no puede apoderarse del ambiente, hay que dar pasos hacia adelante. El entrenador en el alero, la plantilla cuestionada y la directiva en su peor momento, vaya panorama.