Dos partes y un penalti

ERA un partido señalado. Uno de esos días en los que ir a San Mamés es un placer. Debería serlo siempre, pero no es menos cierto que dependiendo de quién es el rival, la cosa cambia mucho. Primer equipo top y muchas esperanzas en los nuestros. Kuko, ante uno de los exámenes más importantes para el equipo del arranque de temporada. Las rotaciones habían allanado el camino para elegir un once identificable y con un número de gallos importante. No defraudó, el técnico tiró de galones y salvo una sorpresa, la de Williams en el banquillo, lo demás estaba cantado.

Iturraspe y San José de inicio anticipaban equilibrio en el centro del campo. El comienzo fue bueno, Ander manejó con criterio al equipo y San José, liberado en labores de creación, aguantaba el equipo junto con el de Matiena. Las sensaciones positivas se convirtieron en un par de buenas llegadas y un penalti. El minuto 40 pasará a la historia de este partido por lo que pudo haber sido pero definitivamente no fue. Aduriz falló, o más en concreto, Oblak paró. Por algo el portero del Atlético es uno de los mejores del mundo.

Aquí se acabó el partido de los leones. Los rojiblancos tras el descanso asistieron a la exhibición de los de Simeone y poco o nada pudieron hacer ante la mayor calidad de los colchoneros. Griezmann volvió él solo loco a todo el dispositivo defensivo y Kuko no supo reaccionar ante lo que el partido demandaba. Los cambios fueron tarde y sin un plan necesario para el momento. El rival estaba comodísimo y nada alteró su estrategia.

Una lástima, pero también un toque de atención. El que se duerme lo paga y el carrusel de partidos nos lleva a minimizar errores. Es muy complicado en esta liga mantener el tipo si encadenas dos o tres derrotas seguidas. Mañana, en Málaga, están en situación precaria, hay que volver a las buenas sensaciones y también a los resultados. Quizá en La Rosaleda haya que tirar de practicidad y resultadismo y obviar las florituras. Puntos son puntos y los equipos viven de ellos.