MIRANDO nuestras cosillas, el lado bueno de la victoria azulgrana en el Santiago Bernabéu es que sirve para distraer al personal, y a la prensa canalla, que con un Barça expulsado de la Champions y sin opciones en la Liga le habría hincado el diente con fruición al asunto. Y el asunto, como saben, consiste en conjeturar hasta el infinito y más allá sobre Ernesto Valverde, por mucho que el hombre esté abrumado a causa de su destino, o mejor dicho, con la porfía que tenemos en asignarle otro club sin contar con su opinión. Aunque, Ernesto, tienes que admitirlo, tú también te empeñas a echarle caldo al guiso con tu obcecada indefinición, pues estamos frisando mayo y todos creíamos que por esta época tendríamos una solución. Y ya se sabe lo cargantes que nos ponemos los periodistas; y metido como está en el bucle barcelonista todo se agiganta, y los rumores, a fuerza de repetirse, acaban tomando forma de certeza. O como tú dijiste el pasado sábado, cuando de motu proprio nos aclaraste que no, que de ninguna manera has comunicado al presidente Josu Urrutia si te vas o renuevas. “Ya sabemos eso de que no dejes que la verdad te estropee una buena noticia”, nos soltó Valverde en los morros, por hartazgo y puede que hasta con razón, y también un sorbo de mala leche.
En cambio Valverde, que se las sabe casi todas, puso especial empeño en hablar de ilusión para así despejar el balón hinchado de especulaciones. Por eso enfatizó sobre el sugerente panorama que alumbra el tramo final de la temporada, al que el Athletic llega pletórico. Por ejemplo, el partido de hoy frente al Eibar, un rival directo en la carrera hacia Europa. Si los rojiblancos ganan, dejarían definitivamente atrás a los armeros, y también adelantarían a la Real, que ayer recuperó la sexta plaza.
Superado este duro escollo, el jueves espera el Betis, ya con la amenaza del descenso conjurada y en San Mamés. O sea, relajados, como vino Las Palmas. Pan comido. Y luego, a Vigo, contra el Celta, que está que lo tira obcecado por la Europa League y su inminente semifinal frente al Manchester United.
En resumidas cuentas: nueve puntos al saco en la trepidante semana que arranca hoy en Ipurua. Y todo por culpa de Valverde, que quiere dejarse de zarandajas y abundar en lo que procede, o sea, el Athletic y la probabilidad de clasificarse otra vez para una competición europea guiado por su mano maestra, de ahí que estemos tan pelmas con el asunto.
Así que de momento no queda otra que poner sordina sobre Valverde por culpa de Lionel Messi, que se empeñó en ganar el Clásico incendiando de paso la Liga y diluyendo el fragor sobre la figura del futuro entrenador barcelonista. Su espectacular partido ha sacado a relucir unas cifras descomunales. Resulta que Messi, con los dos tantos que anotó anoche, suma ya 500 goles en 577 encuentros oficiales vistiendo la camiseta del Barcelona. El primero que marcó data del 1 de mayo de 2005, contra el Albacete en el Camp Nou. Has pasado casi doce años y resulta que es precisamente ahora, a sus 29 años, con cuerda para rato, cuando el genial futbolista argentino alcanza la plenitud, desplegando una enorme capacidad para gobernar y decidir los partidos. Se puede decir que Messi despechó contra el Real Madrid la enorme frustración que sin duda sintió con la eliminación de la Champions frente a la Juventus. Primero desactivando al áspero Casemiro; luego provocando la expulsión de Sergio Ramos y finalmente rebanando el Bernabéu con una cuchillada en el minuto 92, con lo que duele eso; no sin antes tragarse su propia sangre, que brotó abundante de la boca tras un codazo de Marcelo.
Las cámaras enfocaron entonces a su antagonista Cristiano Ronaldo en claro gesto de fastidio. Él, que se había acicalado para la ocasión trazando mechas doradas sobre su cabello por si la gloria le alcanzaba en la ciclópea batalla. Sin embargo falló más de la cuenta. En realidad lo falló todo, como si en esta efemérides tan señalada en Catalunya no hubiera lugar al desencanto. Invocando a Sant Jordi; y a los enamorados regalando rosas, libros y la jubilosa victoria frente al Madrid.