En bucle
IGUAL que en la película del Día de la marmota. El Athletic vuelve a jugar fuera y vuelve a perder. Da igual que se miren estadísticas, se hable de ello y se prepare de una manera distinta el partido. Fuera de Bilbao hace frío, aunque sea en Sevilla. Hasta los gestos de Ernesto Valverde muestran hastío e impotencia ante lo que ve el entrenador rojiblanco con sus ojos en el césped. Los futbolistas se muestran impotentes y es por ello que se comportan hasta de manera extraña. Lo de Aymeric Laporte no es casualidad. El nivel de crispación sorprende. Ni son tantos los palos ni las apreturas clasificatorias obligan a ello, todo lo contrario. Precisamente, la oportunidad era muy buena, pero para colocarte de lujo en la tabla.
El equipo se derrite lejos de La Catedral. Los jugadores se hacen pequeños y a los rivales les basta con estar motivados y tener algo de acierto para llevarse los tres puntos. Ver a los futbolistas rojiblancos fallar como lo hacen en estos partidos llama poderosamente la atención sabiendo de su calidad. Es cuestión de tiempo que esto se solucione, lástima lo que se va quedando por el camino. Tengo muy claro que el Athletic es mejor que el Betis, el Rapid de Viena o el Espanyol.
Europa vuelve a llamar a la puerta y el sorteo ha decidido que el rival sea el APOEL de Nicosia. Los chipriotas son un buen equipo, pero nunca comparable con el Athletic. Si los leones están en su papel no debe haber problemas para que pasen a octavos de final. Otra cosa es que no se haga lo propio. Quedan dos partidos antes del parón navideño, el primero este domingo en San Mamés ante el Celta y hay que ganar sí o sí. El segundo es el choque copero ante el Racing de Santander, eliminatoria encarrilada, buen día para que los no habituales se reivindiquen. @monjeondavasca