EL Athletic tiene dos jugadores que claramente marcan la diferencia. Aduriz y Raúl García son tan buenos, en todo, que desde la llegada del navarro parecen una pareja de las de toda la vida. Se complementan y ayudan en todo y disfrutan cada partido dando la sensación de que ante ellos hay un título en juego. Marcan, pelean, trabajan y dotan al equipo de esa calidad que decide partidos en jugadas aisladas. Son unos socios perfectos. Una delantera de Champions.
El domingo había que ganar sí o sí. Uno de esos días en los que el visitante es de tu liga. Un partido complicado pero al mismo tiempo sumamente importante. El Villarreal es un gran equipo y llegaba a Bilbao como cuarto clasificado. Los amarillos pecaron de conformismo y quisieron dormir el choque desde el pitido inicial. No contaban con la reacción rojiblanca tras el descanso.
Los cambios le vinieron bien al Athletic y sobre todo el mayor juego por las bandas y la posibilidad de tener mejor golpeo a balón parado. Es sorprendente vivir, partido sí y partido también, cómo el equipo desaprovecha córner tras córner, falta tras falta, por errores en los lanzamientos. Los de Valverde tienen un potencial enorme en estas jugadas, pero claro, la pelota debe llegar a sus destinatarios.
El jueves, otro día de los de obligada victoria. El camino está trazado y la segunda mitad ante los de Escribá debe servir de guía a los leones. Son más y mejores que los italianos pero eso hay que demostrarlo sobre el césped. Jornada para crear un buen ambiente en San Mamés, pocos son los días en los que lo hay. Europa desea disfrutar del Athletic.