VALVERDE no quiere que se quede en anécdota lo que está sucediendo en este arranque liguero. Los leones viven acomodados en la parte noble de la tabla. En otros tiempos estaríamos hablando de un maravilloso inicio, pero por la forma en la que se han producido las victorias somos más cautos y preferimos ir despacio y sin hacer excesivo ruido. El Athletic se ha impuesto a sus rivales por nivel. Ser mejor desde el comienzo y tirando de plantilla es algo a lo que no estamos muy acostumbrados. Cada victoria supone mucho esfuerzo, trabajo y actitud. Ahora, el equipo tiene capacidad suficiente para ganar tirando de calidad y recursos propios. Con los años, el grupo ha crecido tanto que solamente el acoplamiento entre ellos es un valor tan grande que los entrenadores rivales ponderan antes de cada encuentro.
Estamos ante un Athletic sin brillo en el juego, pero resultadista. Aquí está el debate. El fútbol, al final, se basa en la clasificación y en los números. Es difícil hablar de un equipo de los de arriba y decir que no juega nada. Puede ser, pero eso se tapa. Nos gusta ganar, sea como sea. El resultado condiciona análisis, tertulias, pareceres y emociones. Somos gente que abrazamos los puntos y rara vez nos detenemos a preguntarnos por qué se suma aun no siendo brillantes. Nos solemos amparar en las escasas capacidades del rival. Me confieso de los que celebran el triunfo ante todo. Está claro que si es con entretenimiento y vistosidad, mejor. Pero no le pongo pegas a ganar como se ha hecho ante Granada y Depor. En unas jornadas solo recordaremos que los puntos están en el casillero y los dos golazos de Raúl. Además cuando a nosotros nos ganan así no decimos que el rival no ha jugado ni un pimiento. Tres puntos más para el zurrón y lo del juego, pues si viene, mejor. @monjeondavasca