SE le pueden recriminar muchas cosas a Mateu Lahoz, pero la verdad es que el colegiado valenciano, uno de los más mediáticos, demostró su personalidad en el minuto 37. Pitó de oidas una falta inexistente de Busquets sobre Beñat y pese a que no pudo observar cómo fue la jugada, no dudó en mostrar tarqueta amarilla al propio centrocampista catalán y a Luis Suárez. Los dos fueron como unos posesos a protestarle la acción. Pero Mateu no permitió los gritos de los jugadores azulgranas. Al margen de esta anécdota, quizás la jugada más polémica fue poco antes de concluir el encuentro. Muniain y Rakitic pelearon por un balón entre empujones dentro del área. El croata le dio una leve patada al rojiblanco, pero este creo que exageró demasiado. Para mí no hay penalti. Antes, en el minuto 63, no existe nada punible en un forcejeo entre Busquets y Aduriz, que el delantero donostiarra reclamó dentro del área. En resumen, un buen partido, de los bonitos de ver en el campo, y un arbitraje más que correcto.
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