eL equipo está muy justo, lo dijo hasta Valverde después del choque. No hay gasolina, la temporada ha sido muy exigente, no solo por el número de partidos sino por lo difícil de algunos encuentros y la trascendencia de los mismos. El último mes se le está haciendo muy duro a los leones. Cada partido es una penitencia en lo físico y no porque no se pongan ganas. Los jugadores, algunos de ellos no llegan. No pueden más, han terminado el curso exhaustos. No hay más que ver a De Marcos. El día 23 irá a Alemania y, casi seguro, le operarán.

Otra cosa es la distribución de minutos en los últimos tiempos. Aquí yo creo que el técnico no está midiendo bien. Bueno, más que medir, yo considero que es el momento de contar con aquellos que estén más frescos y acumulen menos minutos. En Gran Canaria, Iturraspe, Rico y Susaeta estuvieron en el banquillo y Eraso ni siquiera en convocatoria. Es el momento de estos, aunque solo sea porque estén menos trotados. Es una evidencia que el rival desde el primer minuto rehuyó la pelea y a nada que hubiese creado el equipo rojiblanco hoy hablaríamos de dos puntos más en el casillero.

El problema de las últimas jornadas es que las costuras se ven más. Todo el mundo espera el pitido final, pero algunos deberían pensar que un partido más es una oportunidad de vestir la zamarra del Athletic. No entiendo partidos como el de Iñaki Williams. Puedes estar más o menos desacertado pero lo que nunca debes hacer es desconectar. Más si cabe cuando tu periplo en la élite es tan exiguo. Aquí habría que aplicar lo de cada día es una oportunidad y cada partido con la camiseta rojiblanca, un regalo. A veces se nos olvida, se les olvida.

Estamos ante el último partido de la temporada. Lo que se inició a finales de julio finaliza en la mitad de mayo. Muchos meses intensos para estar en la última fecha con opciones de ser quintos, vamos, jugándose algo. Es una ocasión para certificar una muy buena temporada aunque haya que depender de otros resultados. Tiempo además de despedir a Carlos Gurpegi. El de Andosilla reúne todos y cada uno de los valores que un futbolista del Athletic debe tener. Es indudable el amor y respeto que profesa a este club.