iGLESIAS Villanueva firmó un arbitraje blando en el aspecto disciplinario. Anuló un gol en el minuto 52 a Rossi que debió subir al marcador por un fuera de juego inexistente, ya que, aunque Morales sí estaba en posición ilegal en esa acción, no lo estaba el italiano. Por lo demás, no tuvo más defectos, pero sí permitió varias entradas de los jugadores del Levante que merecían ser objeto de tarjetas, sobre todo en las que recibió Muniain, más de seis, hasta que llegó el primer tanto valenciano. No sacó ninguna amarilla y ello quizá provocó el desconcierto de Iker. En el segundo acto permitió alguna tarascada del Athletic y en el minuto 68 no existió fuera de juego en el autogol de Etxeita.