El ‘Modelo Eibar’
NOS lo recuerda el libro El modelo Eibar: Otro fútbol es posible. Historias e ideas sobre liderazgo alternativo, recientemente publicado por un autor singular y hoy, sin duda, uno de las mayores celebridades de la villa: Alex Aranzabal, presidente de la Sociedad Deportiva Eibar (SDE).
La presentación inicial -esta semana se ha hecho otro acto en Bilbao- tuvo lugar en la Sociedad Alperrak, en un bajo de la calle que siempre hemos llamado “Dos de Mayo” aunque en democracia cambiara su nombre por Toribio Etxebarria en honor del escritor, político y humanista Toribio Echevarría Ibarbia (1887-1968), quien destacó por sus trabajos lingüísticos sobre el euskera de Eibar.
Aquella sociedad o txoko, fundada hace cincuenta años, aún conserva en buena medida el decorado de la época y unas escaleras de bajada poco aconsejables a los que sufran de vértigo. Sus fundadores le pusieron el nombre de Alperrak (vagos) posiblemente porque es lo que les hubiese gustado ser sin nunca conseguirlo.
Nadie podría imaginar que en aquel lugar podría caber tanta gente, pero cupo y Alex nos presentó su libro rodeado de figuras del futbol como Xepe Gallastegui o José María Luluaga Lulu, así como otros muchos amigos, incluido el primer alcalde en democracia: Mikel Larrañaga.
El libro está dedicado a dos Imanol-es. Su padre y su hermano. Ambos fallecidos demasiado pronto, antes de que el autor cumpliera los veinte años. Hoy tiene 41. Habiendo sido Imanol Aranzabal padre uno de los fundadores de Alperrak, aquél era el lugar más idóneo para una presentación que, aunque no llenará titulares de prensa, estaba llena de contenido y fuerza.
La vida de nuestro presidente, como la de todos, pero en su caso de ese modo tan singular y temprano, se ha forjado superponiendo capas de plenitud y también de carencias, de cráteres vacíos. Los dos Imanol-es dejaron dos enormes huecos en la topografía interior de Alex. El primero, uno de los más notables y nobles representantes del empresariado industrial eibarrés, euskaldun. El segundo, víctima del tsunami de las drogas que arrasó, literalmente, de manera sospechosamente impune, nuestras calles en la década de los 80.
Alex nos habla de la SDE que preside brillantemente desde el 2009 y en cuya Junta Directiva se integró en 2005 de la mano del difunto presidente Jaime Barriuso, quien acertó de lleno al intuir que aquel por entonces chaval de treinta años prometía.
El libro constituye una narración brillante, que va mucho más allá de la historia del fútbol eibarrés y sus intrépidos últimos años. Es un texto reflexivo, de moral, de valores, en el que su autor nos narra su visión de la vida, del trabajo, de las relaciones, del desarrollo personal y social íntegro, humano.
El libro delinea con acierto los contornos del Modelo Eibar que ha permitido a esta pequeña ciudad ser pionera y ejemplar en actividades tales como la industria, el deporte, el arte, la política, y también la ciencia y la tecnología, habiendo recibido por ello la distinción ministerial en 2010 de “Eibar, Ciudad de la Ciencia y la Innovación”, lema que hoy encabeza la página web del Ayuntamiento.
Este último aspecto no sorprende habida cuenta de infraestructuras y contribuciones como las del campus de la UPV/EHU en Eibar dedicado a las energías renovables, la Escuela Armería y, cómo no, del buque insignia Tekniker, entre otros.
El presidente nos habla de los que fueron sus mentores, sus maestros, con los que aprendió desde el respeto y la escucha. Y al hacerlo, con profunda admiración y agradecimiento, nos desvela una de sus primeras características: la generosidad, la integridad.
Pero nos habla también de otros gigantes del conocimiento y del liderazgo en diversos ámbitos, no solo en el deporte, de manera dinámica, concisa pero certera, buena prueba de su precoz sabiduría.
Uno de ellos es el campeón de ajedrez Gari Kasparov y, al hacerlo, se delata como gran aficionado a la práctica de este noble deporte. Tal vez esto explique el espíritu analítico, sistemático y científico que acompaña toda su reflexión, complementando un fuerte humanismo de fondo.
El libro está prologado por Jorge Valdano y José Eulogio Garate, dos gigantes del futbol y de lo humano. Valdano, más allá de un gran futbolista, es un filósofo vital y líder, y así lo deja ver en una breve narración en la que sus frases se pueden casi visualizar en nuestro cerebro como imágenes en color: la trayectoria de un chico que jugaba al fútbol en una soleada llanura infinita de la Pampa argentina, para llegar de joven a Euskadi a jugar en campos embarrados, entre cuestas, bajo un cielo lluvioso y plomizo. Ese tránsito y contraste fue el que abrió los ojos de Valdano a la universalidad del fútbol.
José Eulogio, ilustre eibarrés, se caracterizaba no sólo por la elegancia y virtuosismo de su juego sino también por su sencillez y bonhomía, que tanto sorprendía a la gente. Un raro binomio de bondad y extrema calidad. Su prólogo es como uno de sus goles.
El libro es, en realidad, un gran ensayo en el que el autor desgrana lo que es la esencia de un proyecto de transformación urbana y social en el que el Modelo Eibar se proyecta al futuro para transmutarse hacia lo que será el nuevo Taller de Eibar, “Ipurua Tallarra”, el de la Metalurgia Deportiva, el de la SDE, donde los jóvenes encontrarán una escuela de élite en valores y deporte para formarse a todos los niveles, incluso en un equipo profesional de primera.
Alex acierta a que visualicemos un proyecto posible basado, como siempre, en una administración rigurosa de los recursos, en la generosidad en el esfuerzo individual y colectivo, en la visión compartida. Alex concluía su libro antes de saber cuál sería el resultado final de la liga. Fuera cual fuera, estaba preparado. A lo largo del texto, demuestra con creces haber aprendido de la escuela de la vida que nada puede ser siempre cuesta arriba ni cuesta abajo. Todo eibarrés lo sabe desde el día en que echa a andar.
La victoria, como dice, ha de ser administrada con prudencia y la derrota, con valentía.
La decepción de un descenso de último minuto, de carambola, improbable e injusto, fue grande. Más aun para Alex. Pero soy de los que pienso que no importa. El Eibar es un equipo de primera con independencia de que la próxima temporada milite en esa categoría -tras el descenso administrativo del Elche- o le toque tal vez, por los recursos ilicitanos, militar en Segunda división. ¿Quién dijo que el reparto de roles que nos toca en este gran casino de la vida es siempre justo o el más adecuado?
Hay un poema de Bernardo Atxaga que nos habla de eso. De lo que un día lamentamos perder para luego darnos cuenta de que no era relevante o, incluso, más adelante ver el incidente como un necesario ingrediente en el plato de la vida, que ha de ser agridulce. Adan eta bizitza, en uno de sus párrafos, dice así:
“? ?bizi izan duguna izan da, zentzurik nobleenean esanda, bizitza” (“?hemos conocido lo único que, noblemente hablando, puede llamarse vida”).
En Eibar también conocemos lo único que noblemente puede llamarse vida y lo hacemos, inconscientemente, en un modelo que Alex desgrana con brillantez y una clarividencia de persona mayor cuando aún tiene toda una vida por delante.
Eibar es un equipo de primera. No se debe confundir el “ser” y el “estar”; el “izan” con el “egon”.
Nuestro presidente ha acertado no solo en su gestión, visión, proyecto y experiencia, sino también a la hora de plasmarla en un libro que dedica a dos Imanol-es y que seguro que a su madre, Juana Minguez Arrillaga, llena de orgullo.
El Modelo Eibar tiene la no pequeña ventaja de, llegue a donde llegue, hacerlo con honradez y generosidad. El libro puede muy bien ser también una guía inspiradora en una época en la que, por fin, ya nadie se atreve a negar la necesidad de una profunda regeneración democrática y ética.