EL genio militar del mundo musulmán actual es el general iraní Qassem Suleimani, el hombre que ha infligido hasta ahora más derrotas al Estado Islámico (EI); la última ha sido la reconquista parcial de la ciudad de Tikrit que estaba en el poder del Estado Islámico desde junio del año pasado.
Pero Suleimani no es un genio de la estrategia, como Napoleón o Tamerlán, sino sencillamente un hombre de una inteligencia privilegiada potenciada por un sentido práctico fuera de lo común. En este punto llama la atención que si sus progresos personales en la vida se han debido todos a esa inteligencia extraordinaria, sus éxitos militares se han debido ante todo al sentido común de no emprender campaña alguna sin tener perfectamente organizadas y coordenadas la logística, la intendencia y los servicios de espionaje de sus fuerzas en los terrenos en que ha estado o está operando.
Hijo de un campesino pobre, Suleimani nació en 1957 en la provincia iraní de Kerman. Y, según dicen los que le conocen, vio en la revolución de los ayatolás la gran oportunidad de hacer carrera. Nada más acabados los estudios secundarios, ingresó en la Guardia Revolucionaria y fue -con 23 años- al frente a luchar en la guerra irano-iraquí, un conflicto que duró 8 años. En el frente, Suleimani destacó por su valentía (varias condecoraciones) y en la Guardia revolucionaria, por su inteligencia. Esta le salvo de entrar en espinoso terreno de las ideologías y de las lealtades suicidas; sin dejar de militar en ña Guardia revolucionario, supo ponerse a las ordenes directas del ayatolá supremo, Khamenei.
Tras la guerra contra el Irak, Suleimani dirigió la lucha en su provincia natal contra los narcotraficantes, colaboró tan discreta como eficazmente con los Estados Unidos en la lucha contra los talibán de Bin Laden (tan discretamente que no hay actualmente documento alguno en Occidente que lo pruebe). La colaboración se acabó abruptamente cuando Bush llamó a Irán “el eje del mal”.
Más aún los Estados Unidos y la Unión Europea lo incluyeron en el 2007 en una lista negra por la ayuda que estaba prestando al presidente Asad en la guerra civil siria. Fue una ayuda que permitió que las acorralas tropas del presidente sean del comienzo de la guerra civil sean hoy en día la fuerza predominante. En realidad, Suleimani prestaba esa ayuda por encargo del Gobierno iraní que lo había nombrado en 1998 comandante en jefe del cuerpo expedicionario iraní Qods, el mismo que ha intervenido recientemente en todas las derrotas sufridas por Estado Islámico en territorio iraquí.