El pasado 11 de febrero se celebró la jornada del enfermo, una reflexión profunda sobre las diversas realidades que enfrentan tanto los pacientes como sus familias en el proceso de enfermedad. El enfermo, sea cual sea la enfermedad que padece, vive un proceso interno de transformación física y emocional. Su ejemplo se refleja en la manera en que enfrenta la situación, su capacidad de resiliencia, sus miedos, las luchas por mantener su dignidad y el sentido de su vida a pesar del sufrimiento.
Por otro lado, los familiares que cuidan a un enfermo enfrentan desafíos únicos. La carga emocional y física de ser cuidadores puede ser abrumadora. Estos familiares a menudo se convierten en los pilares del cuidado diario, manteniendo la esperanza y proporcionando apoyo tanto emocional como físico. Sin embargo, esta situación también puede generar agotamiento, estrés y conflictos dentro de la misma familia. A veces, los cuidadores se sienten invisibles o sacrificados, sin recibir el apoyo necesario.
Es importante considerar que tanto el enfermo como los familiares forman parte de un proceso de adaptación que puede ser complejo y lleno de emociones encontradas. El enfermo necesita encontrar apoyo y comprensión, mientras que los familiares, especialmente los cuidadores, requieren cuidados y reconocimiento para poder seguir adelante. La jornada sobre el enfermo, por tanto, no solo trata de la experiencia del paciente, sino también de las dinámicas familiares que se establecen alrededor de la enfermedad, donde tanto el amor y el cuidado como la ausencia y la desconexión juegan un papel crucial. Los familiares y cuidadores esperan a la nueva Osakidetza.
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