A la gente le encanta que le cuenten cuentos, eso es lo que vende, eso es lo que capta votos, y eso es lo que atrae. ¿Y por qué? Bueno, supongo que es un mecanismo de defensa del cerebro para enfrentarse a la realidad, necesitamos constantemente rebajar los niveles de estrés. Porque si a la existencia le quitamos el ruido del esfuerzo, de los madrugones, del estrés de llegar o no llegar a fin de mes y de la búsqueda desesperada del respeto, lo que queda es, en efecto, una fiesta.
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