Días antes de fin de año, con tiempo espléndido y como bermeana que soy, decidí volver a visitar nuestra ermita de San Juan de Gaztelugatxe. Cuál fue mi sorpresa cuando comprobé que la campana donde tocábamos tres veces y pedíamos un deseo, había desaparecido.

Frustrante para mí e imagino que también para quien haya acudido otras veces, no poder cumplir la tradición pero la sorpresa más grande la recibí de unos trabajadores que operaban allá cuando me comunicaron que la razón no era si no que algunos visitantes cortaban trocitos de cuerda para guardarlos como recuerdo, no sé de qué. Increíble pero cierto.

Me gustaría pedir desde aquí, a quién corresponda, la reposición de nuestra campana, imagino que con otro tipo de cuerda, quizás metálica aunque con los vándalos nunca se sabe. No es justo que por algunos desaprensivos mermen nuestras tradiciones que siempre han respetado nuestros antecesores y a las que nadie obliga.