Un grupo de expertos de la ONU ha investigado esa prisión de máxima seguridad denunciando que “se cometen violaciones implacables, detenciones arbitrarias sin juicio, con torturas que considera que son inaceptables en un gobierno que proclama proteger los Derechos Humanos”. El extenso informe describe un mundo de terror e injusticia macabro que estremece su lectura. La comisión de la ONU que lo ha elaborado, uno más, “ha instado al Gobierno de los EE.UU. pidiendo que se cierren las instalaciones y se devuelvan a los detenidos a sus países y demandan a la Casa Blanca que se les brinde reparación en base a las leyes internacionales de Derechos Humanos.”. Las autoridades americanas lo han ignorado a pesar de que Obama se comprometió a cerrarla por considerarla producto de una “situación especial”, pero al final de sus mandatos reconoció sin inmutarse “que no fue posible”. Los yankis son maestros para manipular la opinión pública ante el mundo trucando la imagen de apóstoles de las libertades y de la democracia, aunque sean evidentes y no puedan ser negadas. Pero su veracidad no es esencial, solo tienen que ser verosímiles sus versiones, si son inciertas; eso es otra cuestión para lo que se puede convocar una rueda de prensa para negarla. Ya lo afirmaba Göebbels: “Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”. Biden apareció como el Mesías liberador contrarrestando la imagen de Trump, En realidad este anciano de aspecto frágil, es el prototipo de congresista profesional e insensible, que ha provocado en Ucrania una guerra con riesgo nuclear. Guantánamo es la venganza de EE.UU. a Cuba por el rejón que le clavaron Fidel y el Che.