Las personas que hablan desde el corazón huyen generalmente del ruido, del griterío. Prefieren abrazar la compañía de las personas que quieren en una conversación tranquila, pausada, incluso acompañada de silencios, pero donde la palabra que nunca va a faltar es Gracias. Con mayúscula. Y así es Aita. Así era Aita. El sentido de la justicia, la generosidad y el agradecimiento son valores que le acompañaron hasta sus últimos días, y ahora, nos toca a la familia expresar nuestro Gracias de corazón al personal del pabellón Aztarain, y en general, al hospital de Basurto por la atención y el trato recibido. Durante los últimos meses, sus visitas al hospital eran continuas. En realidad, demasiado continuas. Las analíticas y posteriores transfusiones de sangre llegaron a convertirse en algo casi rutinario. Un precio habitual de prácticamente cada semana para poder aumentar la esperanza de tiempo bueno en este lado del camino, sabiendo sin embargo que en la batalla contra la muerte, en esa batalla que ninguno ganaremos, Aita luchaba cada vez con menos armas. En estos tiempos de pandemia, en los que las reivindicaciones por un sistema sanitario más fuerte son respondidas con muchos aplausos pero pocos recursos, nuestros últimos días acompañando a Aita en el hospital nos han ayudado a poner aún más en valor la importancia de nuestro sistema de salud. Cuando entramos en un hospital, perseguimos certezas, buscamos poder apoyarnos en los conocimientos del personal médico, en su capacidad de diagnóstico. Siendo esto fundamental, toda esa ciencia necesita ser acompañada de otros ingredientes más humanos, que son justamente los que nos hemos encontrado en el hospital de Basurto estos días: comprensión, cercanía y empatía con la familia; paciencia, cariño y mucha humanidad con el paciente. Eskerrik asko bihotzez.NOTA DE REDACCIÓN. Las cartas no deben superar los 500 caracteres y deben estar identificadas.