Hay pandemias y pestes instaladas en países pobres y remotos alrededor de los cuales las democracias hemos levantado murallas kilométricas para no contaminarnos. Las pandemias bancarias permiten enriquecerse a lobos con piel de oveja a los que periódicamente hay que rescatar con fondos públicos. Pandemias de guerras provocadas intencionadamente por políticos ambiciosos que matan poblaciones inocentes enteras. Pandemias ocultas de títulos universitarios y doctorados que regalan profesores a políticos amigos. Las monarquías que alimentan la frivolidad como medio de vida de una jet parasitaria que cultiva la ignorancia de las masas. La de patriotas que tienen sus patrimonios en paraísos fiscales y airean la rojigualda. La epidemia del fútbol que ha contaminado la sociedad española fomentada por las instituciones para que las masas se dejen apacentar vigiladas por los mastines. Pandemias son los periódicos conflictos armados mundiales para eliminar excesos de población improductiva o las que gasean a pueblos por pertenecer a razas que no gustan al Führer o a Mr. Pumpkin.