Tienen razón los dirigentes políticos cuando dicen que la huelga del jueves es política. Tan política como cuando los gobiernos hacen reformas laborales que recaen sobre las espaldas de la clase trabajadora como un latigazo frío y profundo. Tan política como cuando deciden cómo van a ser las pensiones del futuro. Tan política como cuando privatizan o externalizan los Servicios públicos de sanidad, de educación o de asistencia social. Tan política como cuando legislan una ley Mordaza que criminaliza a toda aquella persona que grite más alto que sus televisiones o sus radios. Tan política como cuando legislan con una Ley de Dependencia la vulnerabilidad de las familias que necesitan red de asistencia y en paralelo permiten a grandes empresas hacer negocio con ello. Contratos de trabajo indignos, salarios por los suelos, condiciones laborales tan precarias que hacen de nuestra juventud la mano de obra esclava del siglo XXI, y sin visos de emancipación. Y la mujer sale a la calle con esta y con otra huelga general, para denunciar la cruel violencia machista y para poner en el centro del sistema la vida equitativa e igualitaria, porque sin quererlo, es una protagonista principal de sus políticas. También los 8-M son política. Pero viendo el estruendo de sus voces ya no se atreven a decir que esa huelga general no es adecuada. Es políticamente incorrecto. Hay tantas razones para salir en esta huelga general como personas perjudicadas por sus políticas, señores gobernantes.