El sentido del humor les falta a la inmensa mayoría de los políticos de primera fila. Son incapaces de reírse de la sarta de burradas que llenan los hemiciclos y tertulias radiofónicas y que salen de los mismos políticos en serie. Qué triste es ver a aquellos políticos que tratan de hacer gracia y no lo consiguen, parece que les esta vedado el sonreír y qué decir de reír. Quieren hacer gracia y no lo consiguen, se quedan en las antípodas de la sonrisa y de la gracia. Debemos reconocer que la política es un arte, doctrina u opinión que trata del gobierno de los estados, compuestos por personas libres y resuelve los problemas que le plantea su convivencia colectiva. Tal es así que aquí, en el Estado español, los políticos de altura brillan por su ausencia y si los hubiere no están en primera línea de la política. Y ahora deberemos seguir riéndonos los ciudadanos hasta ver que este chascarrillo que se han montado los políticos actuales es un callejón sin salida.