Cuando hay un problema grave y quienes deben arreglarlo lo empeoran, hay que recurrir a la persona de más alto rango y capacitación para que intervenga. Por ello me dirijo a usted. El asunto de la Enseñanza Concertada es una cuestión de gran trascendencia para quienes consideramos que la formación de los niños y de los jóvenes es de largo la inversión más imprescindible junto con la sanidad. La labor de los profesores es de enorme responsabilidad y en estos tiempos de precariedad no son recompensados en función de la misma. En la CAV se habla cada día de aumentos de recaudación, de rebaja de la deuda pública, de costosas obras de infraestructuras y del cumplimiento cada año del déficit máximo aceptable para cada comunidad autónoma. Percibimos así una sensación de estabilidad y saneamiento económico que deben de permitir, sin duda, afrontar una situación tan grave como esta. Siendo consciente de las responsabilidades ineludibles por parte de patronal y sindicatos de la Enseñanza Concertada, e incluso a sabiendas de que alguno de estos actores busca el fin de este modelo, entiendo que usted como firme partidario de la negociación y el diálogo, como gobernante más que cualificado y como firme defensor de la idea de que la enseñanza es la herramienta básica para construir el futuro, pondrá todos los medios y disposición del Gobierno que encabeza para resolver esta situación y minimizar los perjuicios para los niños, los docentes y las familias. Agradezco su atención y no dudo en absoluto de que valoraremos en su medida la altura de miras que se demuestre para resolver un conflicto fuera de su responsabilidad directa pero que es tan delicado para todos.