Esto que aquí escribo va para todos aquellos que lo niegan, que nos niegan (aunque presumo que quizás haya algunas). Va para aquellos que dicen que la violencia de género no nos mata (véanse las cifras escalofriantes en lo que va transcurrido de año). Una cara oscura y miserable, ya se trate de madres, abuelas y todo lo que se les ponga delante a ciertos angelitos, lo cual nos sigue haciendo pensar que algo muy grave sucede con la justicia o jurisprudencia, a la hora de juzgar o prevenir estos crímenes y que con el paso de los años va engordando una fría y cruel lista sin que al parecer -como digo- seamos capaces de atajar esta terrible lacra, tanto la sociedad civil, los partidos políticos o aquellos con responsabilidades de gobierno. Debemos asumir entre todas y todos que esto tiene que tener un fin, pese a los negacionistas que machaconamente nos repiten y niegan, con una absoluta indiferencia -que sería quizás lo de menos- que todo esto de la violencia machista, de género o sexista es un burdo invento de unas cuantas locas que no tienen (no tenemos) nada mejor que hacer que denunciar y bien alto que nos matan, que nos agreden, que el denunciar no parece que sirva de gran cosa mientras ciertas leyes no cambien. Ya basta de silencios cómplices y tibias y complacientes denuncias.