Normalmente, los medios omiten la procedencia de los delincuentes, mayores o menores de edad. A mí su origen me da igual. Lo que me da risa es la ley del menor. Hay salvajes que tienen que ser juzgados como un adulto. Es más, conductas como la premeditación, el ensañamiento, o la ocultación de pruebas deberían ser siempre un elemento por el que menores delincuentes fueran juzgados como adultos.