Tuvo Vitoria-Gasteiz un alcalde muy querido por sus vecinos, José Ángel Cuerda, que se opuso, en su día, a la implantación del tranvía en su ciudad, así que el dinero de que disponía el Gobierno vasco sirvió para construir el tranvía de Bilbao, recibido sin mucho entusiasmo, pero hoy apreciado por los bilbainos, excepto por los vecinos de Rekalde que se opusieron a él, que querían el metro para su barrio, y hoy no tienen ni metro ni tranvía. Años después se construyó el tranvía de Gasteiz, muy querido y usado en la actualidad por los vitorianos que piden continuamente su ampliación y hasta el antiguo alcalde creo que lo usa. Atraviesa las calles principales de la ciudad y no la divide, sino que la une. Esto mismo pasa en gran número de ciudades europeas, donde antiguos y modernos tranvías circulan por sus barrios y por el centro, uniendo, no dividiendo. Y llegamos en el momento actual al futuro tranvía de Leioa, con sus cocheras en espera de que se construya el trazado ya aprobado. Hay vecinos que se oponen y quieren un debate sobre su idoneidad. Los del bulevar de Udondo se oponen. ¡Claro!, tienen la estación del metro cerca, pero sus casas se edificaron y urbanizaron sabiendo que el tranvía pasaría por allí. Los comercios lo que desean es que las paradas del tranvía estén a su lado. Estoy seguro de que los vecinos de Elexalde, Aldekoane, Sarriena y los estudiantes de la UPV quieren el tranvía. Que haya debate, pero yo me apunto a los que digan sí al tranvía de Leioa. Si no se hace, los alaveses, que son muy listos, pedirán el dinero para su tranvía, como devolución del favor de hace años.
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