Sin respuesta a nuestro ser y existir
Responder a las necesidades de un país, o crear una empresa, nuestros servicios sociales, una educación superior, con autoevaluación, con democracia, es cosa de un poder, de un crecer como hijos de Dios, de un ser superior que no es España, de responder con nuestra razón y con la fuerza de los vascos, sin la maldad de quienes no nos permiten ser dignos de fe, en un mundo más hermoso y samaritano. La falta de actitud para reconocer Euskadi como nación la quieren disfrazar con la exigencia de poner en práctica planes drásticos, no dirigidos a juntarnos.