La ONU aprobó, por 24º año consecutivo, la petición a EE.UU. de levantar su bloqueo a Cuba, cuyos daños a la isla se acercan al billón de dólares. La goleada fue histórica: 191 votos contra 2 (EE.UU. e Israel). Y es que las buenas palabras de Obama no se concretan en hechos. Es cierto que es el Congreso quien debe derogar el bloqueo. Pero el presidente tiene facultades ejecutivas para dejarlo en el esqueleto: puede autorizar el comercio bilateral (salvo de empresas filiales) y el uso del dólar por parte de Cuba, legalizar inversiones en la isla, aumentar los sectores que pueden viajar a la isla, etc. Por cierto, ¿qué tipo de “democracia” es la que justifica -por citar un ejemplo entre miles- que la niña cubana Noemí Bernárdez con un tumor cerebral no pueda acceder a la temozolomida, tratamiento producido en EE.UU.?
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