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La gaviota parada

Se cuenta que en el funeral de un obrero de la construcción muerto por caída desde la obra, se acercó a dar el pésame a la viuda otro obrero que le dijo que estaba trabajando con el difunto el día del accidente y que incluso sus últimas palabras fueron para él. La viuda muy interesada le dijo “¿A sí y cuáles fueron esas palabras?”. Lo último que me dijo fue “Mariano, no muevas el andamio”. Mariano, el de la gaviota, cuando conoció esta historia, se dijo a sí mismo: “Quieto parado, Mariano, que los movimientos tanto en construcción como en política, excepto el que nos trajo y nos mantiene, son muy peligrosos. Si quieres perdurar en el negocio, no debes mover ni un dedo”. Ahora España se les resquebraja y Mariano y su gaviota parada y quieta se han visto obligados a moverse y como ya la maquinaria está roñosa y han perdido la brújula, se están moviendo al revés y la grieta se ensancha y ya no tiene remedio. ¿Cuándo nos largamos?