Cada mañana, cuando salgo de casa me sorprenden. Están por todas partes; las calles cubiertas de montoncitos de arena cubriendo los pequeños arreglos de las baldosas. El otro día, ganas me daban de extender la toalla playera, en vista de la primaveral situación meteorológica. También los jardines han florecido por doquier, tras un largo invierno de tres años de yermo abandono en beneficio del centro. Si todos los años fueran de elecciones, tendríamos en Santutxu una playa amontonando el arenal esparcido por las calles del barrio. ¡Sería maravilloso! Sobre todo, teniendo en cuenta que tendríamos todas las aceras arregladas. ¿Por qué será que los señores delegados de Obras y Servicios solo se acuerdan de los barrios cuando toca sacar las urnas? De momento, disfrutemos de nuestra hermosa playa electoral.
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