La fórmula mágica para regular la inmigración, consiste en elaborar una ley que permita a cualquier europeo la invitación de los emigrantes que pueda sostener con sus finanzas responsabilizándose totalmente tanto de sus actos económicos como morales. Si la administración declara los avales para responder de los actos de los emigrantes suficientes, se concede la residencia por el tiempo de validez de los avales.
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