Soberbia, racismo, hipocresía,cinismo, crueldad, sadismo?Las palabras se quedan cortaspara describir las acciones deIsrael hacia sus vecinos palestinos.A la ocupación de territorios,expulsiones, derribos decasas, controles, detenciones ytorturas ya habituales, se sumóla indiscriminada masacre queel ejército israelí llevó a caboen Gaza, sin ningún tipo de restricción.Resulta irónico, sangrantementeirónico, que seanprecisamente ellos y su compinchede ultramar quieneselaboren las listas del terrorismointernacional, en las quesiempre faltarán al menos dos.Por otra parte, vuelve a llamarterriblemente la atención elabsurdo papel de los organismosinternacionales y las presuntasdemocracias occidentales,serviles a perpetuidad alos intereses del gran amigo americano. Aun así, la maquinariapropagandística hebrea,se da prisa en acusar de antisemitaa cualquiera que critiquemínimamente sus fechorías, yasea una periodista que ha queridohacer bien su trabajo, unadiputación de un pequeño paíseuropeo o los espectadores deun partido de baloncesto. Yo,particularmente, no me consideroantisemita, simplementeantifascista. Los principalesantisemitas son ellos mismos.Son los únicos que aportanrazones sin freno para quesigan surgiendo enemigos irreconciliablesdel pueblo judío.Y es que, si no comienza a darlos pasos para detener estegenocidio sistemático, su papelempezará a parecerse al que seadjudicó al pueblo alemándurante el nazismo. Reaccionaráncon furia por ver comparadassus acciones con las delos nazis, pero porque son perfectamenteconscientes de quees su espantosa realidad.

Iñigo Eiguren Lekeitio