Vacío de ideas sobre qué escribir, salí a dar una vuelta y me encontré con Félix, vecino, amigo y seguidor de mi literatura de pacotilla. Tras saludarnos y comentar sobre los artículos, me señaló que no me había leído nada escrito sobre la jefa del PP de Madrid. Nos despedimos y mientras paseaba pensé que, efectivamente, no había publicado sobre esa mujer madrileña, al tiempo que medité cuál podía ser la razón cuando siempre me han seducido quienes opinan diferente y debaten sus argumentos para poder llegar a acuerdos sin enquistarse en sus premisas. Y es que la exposición de un tema en todas sus vertientes puede confrontarse perfectamente con visiones del mismo asunto desde diferentes aristas, incluso contrapuestas, sin que ello deba llevar a mayor confrontación que la ideológica y de diferencias de relatos, siempre que la intención sea procurar una conclusión conjunta o, por lo menos, un relato parejo.
Volvieron mis neuronas a la prójima esa que manda en Madrid y me di cuenta que ella, más allá de exponer y confrontar, insulta y falta al respeto al contrario político de un modo sistemático, además de mentir, que es lo peor que se pueda esperar de un político, o política en este caso, como el pasado lunes al declarar en una televisión que el lehendakari Pradales había dicho “Ayuso, pim, pam, pum”, cuando todos pudimos escuchar que, en referencia a la fuga de la individua de una reunión cuando él habló en euskera, lengua oficial, dijo “Ayuso entzun, Euskadi euskaldun”.
Y es que esa tipa no solo no confronta, ella se ríe de las posiciones de quienes opinan diferente y luego miente inventando crónicas que cabrean y tensionan para así ahuyentar cualquier viso de acuerdo. Y todo eso es basura que ni debe ser considerada. Por eso no creo deba escribirse sobre ella.