Desconozco la paternidad del aforismo de que tu grandeza se mide por la talla de tus enemigos. Tengo la sensación de que los míos, que los habrá, serán más bien bajitos, acordes a mi propia importancia. No digo que dárselas de importante no tenga éxito en este entorno de apariencias, pero no se puede ser el niño de todos los bautizos. Leo que Pablo Iglesias dice a los insultos de Koldo García que “no hay (...) mejor línea en el currículum que ser odiado por un montón de gente despreciable y corrupta”. Que no digo que no sea verdad, pero que, como enemigo de talla, Koldo no es Napoleón. Y eso que éste debía ser bajito.