AÚN recuerdo mi primer Ibilaldia, que era además el primero de la historia. Fue en Getxo, el mismo municipio en el que ayer se repitió la historia, casi medio siglo después. Mucho ha cambiado todo, pero sigue habiendo cuestiones que conectan el hoy con el de finales de los 70. Las ikastolas y el euskera siguen necesitando apoyo popular, menos enredo ideológico y más impulso. Y más uso del idioma. El lema de esta edición, Txonbo!, ilustra a la perfección todo esto: hay que mojarse. Hay que sumergirse en esta realidad cambiante y global. El año que viene, en Galdakao.