Un plan sin fisuras

De verdad, no hay día que pase sin una nueva empresa tecnológica que se pegue un tiro en el pie intentando rentabilizar el negocio. La última, Youtube, que pretendía que los usuarios nos pasáramos a la suscripción Premium, al módico precio de 12,99€ al mes. Para conseguirlo (nótese la ironía), nada mejor que asaetear al usuario a anuncios. ¿Qué ha pasado? Pues lo que era de esperar: que el usuario se cabrea y no sólo no paga, sino que ha aumentado el uso de bloqueadores de anuncios. En serio, que le den una vuelta porque esta tecla, evidentemente, no funciona.

Lo que hay que hacer

Europa reacciona, al fin. El primer acuerdo para regular los sistemas de inteligencia artificial en los que se basan sistemas como ChatGPT por fin ha llegado. Todavía queda mucho en el tintero, pero está bien que, al fin, los que toman las decisiones escuchen esas voces que llevan meses alertando sobre el tema. Y es necesario que las sigan escuchando, porque hay aspectos polémicos que, de momento, están fuera, como el uso de la IA para la vigilancia biométrica. Hablamos de escáneres de huellas dactilares y reconocedores de voz. Cuestiones que antes eran de película de ciencia-ficción pero que ya están en nuestros móviles.

¿Vivir como máquinas?

Si lo de la IA da miedito, no sé qué puede dar esto sobre lo que escriben en El Confidencial: “La posibilidad real de dejar atrás tu cuerpo y vivir eternamente en una máquina”. La idea de transhumanismo sigue teniendo predicamento y defensores y, al ritmo al que avanza la tecnología, no es descabellado fantasear con la idea de que algún día podremos hacer la transición de una persona de su cuerpo biológico a un “cuerpo” sintético. ¿Se imagina dejar atrás los límites de la carne y cargar su mente en un ordenador para vivir eternamente? Yo sí y, la verdad, no me suena nada bien.

Y así, seguimos igual

En esta misma columna ya se ha escrito sobre el fiasco de la Cumbre del Clima de Dubai, la cumbre con la mayor huella de carbono de la historia. Y el fiasco se da no sólo por la triste broma de que se haya celebrado en un país que levanta a golpe de talonario estructuras que son un atentado contra la sostenibilidad. Es que, como nos recuerdan en Wired, tres países, sólo tres, generan más de la mitad del total de emisiones de CO2 del mundo. Son China, Estados Unidos e India. Mientras esto no se revierta, seguiremos haciéndonos trampas al solitario. Y encima, a juzgar por lo visto en la COP28, cada vez más descaradas.

Cines sí, festivales, no

La multa a Yelmo Cines por impedir meter en sus instalaciones comida y bebida “de fuera” ha reabierto un melón. ¿Ocurrirá lo mismo en festivales de música o partidos de fútbol? Lo cierto es que la normativa es, en la mayoría de casos, confusa. Por eso estamos como estamos. Las organizaciones de consumidores siguen presentando denuncias con el argumento de que, mientras la hostelería no sea la actividad principal, la prohibición no debería ser tal.  Todavía queda un rosario de casos por resolver y veremos en qué sentido lo hacen, porque ya está bien de que siempre salgamos perjudicados los mismos: los consumidores.