Sesenta mil metros cuadrados de suelo industrial en Gernika y Murueta que, descontaminados, formarán parte del paisaje. Veinte hectáreas de marismas invadidas que recuperarán su aspecto original en plena Reserva de la Biosfera. Una instalación industrial de 42.000 m2, la de Astilleros Murueta, reducida a un edificio sostenible de diez mil. Basta subir a San Pedro de Atxarre para adivinar en ese paraíso cómo lo que aún hoy es gris y marrón, metal y hormigón, serán verdes y azules naturales cuando concluya la extensión del Guggenheim a Urdaibai. ¿Que hay quienes se oponen? Ya los hubo cuando Gehry proyectaba el museo en Bilbao. Y hoy callan.