LA ultraderecha envalentonada de Vox y la derechita cobarde del PP se manifestaron ayer por separado y a 400 kilómetros de distancia pero con idéntico objetivo: deslegitimar un eventual gobierno de Pedro Sánchez. Es lo suyo. Esta vez la excusa ha sido la amnistía. Rasgado de vestiduras –en realidad, disfraces de Halloween– presuntamente democráticos, mucha, mucha, mucha bandera rojigualda, exabruptos de todo tipo, amenazas y cero sustancia. Eso sí, Feijóo estuvo de nuevo ocurrente con lo de que “a la izquierda constitucionalista no la conoce ni la madre que la parió”. A la derecha, sí.
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