Bilbao Metropoli 30 organiza del 25 al 27 de octubre, con la colaboración de sus socios, el Congreso Internacional que lleva por título URBAN REVOLUTION AURRERA!

Se trata de un encuentro en el que está prevista la asistencia de más de 200 personas participantes internacionales y locales que tendrán ocasión de escuchar en primera persona a diez ponentes internacionales, expertos/as en distintas temáticas relacionadas con los retos urbanos globales, y analizar de manera compartida, las claves para articular una respuesta radical y transformadora a esos mismos retos. 

No es una casualidad que este evento tenga lugar en Bilbao. El proceso de revitalización del Bilbao Metropolitano ha sido reconocido internacionalmente como un modelo exitoso de transformación de una región industrial a una metrópoli moderna y cosmopolita.

Dan cuenta de ello gran número de proyectos infraestructurales y medioambientales como la ampliación del puerto, el saneamiento de la Ría, el metro, el tranvía, la nueva terminal y torre de control del aeropuerto de Bilbao, la regeneración de Abandoibarra, la estación intermodal, el museo Guggenheim, la ampliación del Museo de Bellas Artes, el Palacio Euskalduna y un largo etcétera de iniciativas desarrolladas en un denso espacio temporal. 

Y junto a estos proyectos infraestructurales, la normalización y el uso del euskara, la inversión en infraestructuras culturales, la apuesta por la manufactura avanzada y la importancia de la economía social, iniciativas institucionales en favor de la distribución de la renta, un sistema de gobernanza colaborativa, etc. 

Todo lo anterior constituyó una cartera o portfolio de iniciativas interconectadas que respondieron a un discurso compartido sobre la necesidad de desarrollar una transición holística hacia un modelo de desarrollo humano sostenible. 

Como consecuencia, nuestro modelo ha sido distintivo, no solo por esa mencionada transformación física, sino también 

  1.  porque se ha apoyado en la identidad con la que se autodefine la sociedad vasca. Auzolan, como acción colectiva frente a individualismos y colaboración público-privada que liberó el potencial de nuestra comunidad para convertirse en poderoso vehículo del cambio, con una única certeza: “Solos no podemos”.
  2.  porque esta transformación se apoyaba en un sistema de valores que situaba a la igualdad como apuesta radical y eje de nuestro imaginario.
  3.  y porque, en aquella situación de máxima emergencia, confiamos en nuestra capacidad de cambio, sentimos que éramos capaces de hacer cosas que estaban muy por encima de nuestras posibilidades y nos atrevimos. Nuestras narrativas acerca de que el cambio era posible fueron las que hicieron real la transformación.

El proceso de revitalización ha probado que una revolución urbana es posible. Demostró que la colaboración público-privada y la toma de decisiones compartidas, audaces y disruptivas pueden producir cambios trascendentales capaces de hacer frente a retos de gran magnitud.

La pregunta que debemos formularnos hoy es si nuestro sistema de valores y nuestras narrativas siguen asentándose en bases fuertes sobre las que apoyarnos para hacer frente a la cada vez más acuciante necesidad de una nueva transformación colectiva de carácter radical e incluso existencial.

Los retos, mayoritariamente globales y también locales, son ineludibles y están sobre la mesa: el incremento de la pobreza, el futuro del trabajo, la digitalización, la transición energética, el envejecimiento poblacional, el sistema socio-sanitario, los cuidados, el cambio demográfico, el uso del euskara, la emergencia climática, la lucha contra las desigualdades económicas y sociales, la violencia de género…

Ante todos ellos, debemos sortear varias dificultades:

  • Debemos evitar el riesgo de la autocomplacencia colectiva; el tratar inútilmente de conservar una realidad que se encuentra en permanente transformación y que, además, sigue generando desigualdades.
  •  El planteamiento de los cambios necesarios debe hacerse desde una perspectiva disruptiva, no incremental; los procesos que han funcionado en el ámbito tecnológico no son los adecuados para abordar retos sociales y es imprescindible una mirada sistémica fuera de los marcos operativos tradicionales que separan las iniciativas por áreas temáticas y las convierte en modelos lineales.
  •  Resulta imprescindible contar con todo el conocimiento global disponible, por lo que necesitamos incorporar un enfoque de inteligencia colectiva a las iniciativas de transformación urbana, fortaleciendo un ecosistema organizado como una plataforma de colaboración e innovación abierta que vincule todas las iniciativas. 
  •  Es esencial fortalecer nuestra vinculación con la innovación, la resiliencia y la equidad, frente a tendencias individualistas y que solo buscan el beneficio económico a cualquier precio que, si bien coinciden con las tendencias globales, chocan de lleno con lo que en el pasado ha sido nuestro modelo de transformación.

Ante todas estas dificultades, podríamos conformarnos y aducir que el proceso de revitalización puede explicarse simplemente por la excepcionalidad del momento, pero igualmente hoy vivimos momentos de máxima emergencia. Que ahora también seamos capaces de generar una acción colectiva frente a respuestas individuales, que nuestra narrativa de que el cambio radical es posible y de que solo colectivamente podemos hacerlo constituyen las claves para poner en marcha la revolución urbana que ahora precisamos en la búsqueda permanente del bien común. Aurrera!

Metropolia gara. Somos metrópoli.