SE puso teatral el presidente del CGPJ, Carlos Lesmes, “amenazando” con dimitir si no se renueva el órgano por acuerdo de PSOE y PP. Camino de los cuatro años en funciones no sé si es muy creíble el arrebato de dignidad, que le da cuando toca relevar a varios vocales conservadores del Tribunal Constitucional y tras chocar con el Ejecutivo de Sánchez por sus reformas de procedimiento. Quizá la parálisis de la renovación de órganos judiciales se habría acabado con la dimisión de Lesmes y los miembros interinos hace dos o tres años. Esta prisa de ahora parece otro pulso. l