IGRES o leones. La ficha roja o la negra. De Bilardo o Menotti. De Putin o Zelenski. Me rebelo ante los bandos, que no es lo mismo que nadar en la equidistancia ni desenvolverse con medias tintas. A cada acontecimiento de nuestra rutina existe la tendencia a pronunciarse como Cersei Lannister en Juego de Tronos: “El que no está con nosotros es un enemigo”. Me recuerda al talante con el que se manejó la exsalobreñera Olona, y así le ha ido, y bien podría ser la atmósfera por la que ha transcurrido la campaña a la presidencia del Athletic que hoy expira, para alivio incluso de algún protagonista. Arrancó con el gran problema filosófico del futuro del club sobre quién, dónde y cómo se organizaba un debate, y casi concluye con un quebradero muy ligado a las formas que hoy se estilan en política, hacer caer al rival propagando mensajes de su órbita de hace una década. Las redes todo lo contaminan pero en el ala oeste de la casa rojiblanca, en uno de sus procesos más enfangados, el contexto nace contaminado cuando puedes aparecer crucificado por rescatar lo mejor de cada candidatura, que sin duda lo hay. Esto me llevó a recordar a aquel profesor universitario que el primer día nos emplazó a olvidarnos de ejercer con objetividad, que lo importante era hacerlo con honestidad. Hoy que te señalan hasta por si eres más de Rosalía o de C. Tangana, uno prefiere ser militante de las ideas y no de las trincheras.

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